miércoles, 20 de noviembre de 2013

El autorretrato y los selfies

La semana pasada anduvimos por Budapest: ciudad maravillosa. Nos acercamos al Museo de Bellas Artes, donde ya estuve la otra vez, y me reencontré con este cuadro de un pintor desconocido para mí:



Jan Kupecky se retrata con su familia, que es un modo de decir: "Yo soy yo y ellos; mi yo no se explica sin ellos". A la esposa la pinta con un seno desnudo, como expresando a la vez la atracción física del marido y el orgullo que siente ante todo el mundo por su belleza. Muy bien. Y además, está la condición de madre que descubre el pecho, algo cansada porque no ha dormido mucho, con el hijo bastante crecidito que ya quiere darle un guantazo al espectador. Pero lo que más me gusta es el rostro del pintor, modernísimo. Ahí nos está mirando, atentamente feliz y un punto arrogante. Se ve cuánto tiempo ha dedicado a estudiar su gesto y el de los suyos, poco a poco, buscando sin prisa. La diferencia entre el gran autorretrato y los selfies de ahora quizá están en el mimo en que, en la pintura, el yo trata de conocerse y mostrarse a los demás. Por eso en los selfies, que son el ego con prisa, lo normal es salir con cara de tonto.


3 comentarios:

  1. jajajajajajajaj (lamento mi comentario tipo Facebook pero es una risa sincera y no por tu foto sino por el humor)

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  2. ¡Qué bien vista la comparación! y esa definición de los selfies, para una antología.

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    1. Gracias, Ana Có. La moda de los selfies es para pensarla despacio. Es la era de la adolescencia global.

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