viernes, 19 de agosto de 2011

¿Por qué?

La pereza es la madre de todos los vicios y la enemiga de todos los blogs. Un mes de vacaciones al sur de Vigo me ha dejado una especie de indolencia medio brumosa. ¿Cómo empezar, cómo arrancar de nuevo? Mientras me lo preguntaba, me iba entrando de nuevo la desidia como la niebla en la ría. Al final, he recurrido a uno de mis recursos preferidos: la perplejidad. Me gusta escribir cuando no entiendo bien lo que ocurre a mi alrededor ("Hazte el tonto, Javier, que te sale muy bien", dice alguien que me quiere, creo).
Ahora mismo no entiendo bien por qué tuvo que pasar en la Puerta del Sol lo que pasó. ¿De verdad estaban preocupados por sus impuestos los antisistema que agredieron a los chavalines que iban a ver al Papa? ¿De verdad creían que esos chicos y chicas franceses, filipinos o canadienses, eran nazis... seguidores de un nazi?
Ayer por la tarde entré en la iglesia de mi pueblo. Estaban en Misa un centenar de italianos. El sacerdote, también peregrino, invitó a los asistentes a que soltaran en voz alta sus peticiones a Dios. Los italianos - y menos si son calabreses- no tienen pereza para hablar, así que una chica, de pronto, pidió que se rezara "per i prosecutori della piazza, per i prosecutori del Papa". ¿Llegará el mensaje de alguna forma a los perseguidores? No sé, tal vez, ojalá. Pero el odio no tiene oído.